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LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: MARTES 17 DE MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Mayo 17



"Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios".

Es que no basta ser pacífico; es preciso trabajar por la instauración de la paz entre los hombres, en el mundo entero.
Trabajar por la paz es establecer aquellas condiciones de vida que hagan a cada hombre feliz, seguro de sí mismo y de su porvenir; trabajar por la paz es suavizar relaciones humanas, solucionar problemas, hacerse entender por todos y con todos, crear a nuestro alrededor un clima de comprensión, dar a cada uno lo suyo, respetando el derecho de todos.

Los que trabajan por la paz entre los hombres serán llamados hijos de Dios, porque Dios es el Dios de la paz y no el Dios de la guerra; el Dios del amor y no el Dios del odio. Ser llamado hijo de Dios será participar de la misma divina naturaleza; será llegar a ser santo de verdad, a elevarse sobre la misma humana naturaleza; realmente vale la pena ser hijo de Dios, y a ello podemos llegar según la promesa de la bienaventuranza, trabajando por la paz.
“Apártate del mal y practica el bien; busca la paz y sigue tras ella” (Sal 33,15). “¡Qué hermosos son sobre las montañas los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buena noticia, que proclama la salvación” (Is 52,7). Que tus pasos, tus palabras, sean siempre portadores de la paz y nunca de la inquietud.


* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 17 DE MAYO DEL 2016


El primero es el último de todos
Tiempo Ordinario


Marcos 9, 30-37. Tiempo Ordinario. Para ser discípulos de Cristo tenemos que cambiar, aceptar que el sufrimiento es camino de redención. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon del monte y atravesaron Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: ¿De qué discutíais por el camino? Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos. Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado. 

Oración introductoria
Señor y Padre mío, dame la inocencia de un niño que confía plenamente en su padre. Tú me invitas a estar contigo en la oración para transformar mi corazón y, así, puede salir de mí mismo y servir a los demás. Permite que sepa responder.

Petición
Señor, ayúdame a ser el último y el servidor de todos, especialmente en mi familia.

Meditación del Papa Francisco
Jesús invita a sus discípulos  a hacerse como niños porque “a quien es como ellos pertenece el Reino de Dios”. Queridos hermanos y hermanas, los niños llevan vida, alegría, esperanza, también disgustos, pero la vida es así. Ciertamente llevan también preocupaciones y a veces problemas; pero es mejor una sociedad con estas preocupaciones y estos problemas, que una sociedad triste y gris porque se ha quedado sin niños. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2015).

Reflexión:
A los discípulos de Jesús no les entraba en la cabeza el que su Maestro tuviera que pasar por el túnel del sufrimiento, que para ser el primero se tenga que ser el servidor de todos, que en las nuevas categorías del Reino de Cristo el niño ocupe un lugar primordial. No era fácil para ellos dejar la concepción en la que se habían educado desde su infancia. Pero para ser discípulos de Cristo tenían que cambiar. Debían aceptar que el sufrimiento es camino de redención para Jesucristo, y lo sigue siendo para los cristianos de hoy.

La cultura en la que vivimos y la mentalidad de nuestros contemporáneos está hecha al cambio. Se cambia más fácilmente que antes de trabajo, de computadora, de coche, de casa, de país... Se cambian también los modos de pensar y vivir, los valores de comportamiento, y hasta la misma religión.

El cambio está a la orden del día, y quien no cambia, pronto pasa a formar parte de los retros. Pero, ¡claro!, no todo cambio es bueno para el hombre. Ni todo cambio indica progreso. Hay cambios que son una desgracia, como el tener que dejar el país y la familia para buscar trabajo. El cambio al que la liturgia nos invita es el cambio desde Dios. Es decir, aquel cambio que Dios quiere y espera del hombre para que sea más hombre, para que viva mejor y más plenamente su dignidad humana. El cambio que Dios quiere es el de la injusticia a la justicia, del abuso al servicio de los demás, de la infidelidad a la fidelidad, del odio al amor, de la venganza al perdón, de la cultura de muerte a la cultura de la vida, del pecado a la gracia y a la santidad.

Propósito
Ofrecer una sonrisa para demostrar el amor de Dios a los niños que me encuentre.

Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de vivir entregado para que el mayor número posible de personas lleguen a conocer tu amor en profundidad; que gaste mi vida para que muchos otros lleguen a gozar de tu amistad. Quiero ser el primero en ponerme al servicio de los demás, a fin de ejercer un influjo positivo, ser guía de los demás dentro de mi ambiente para ayudar a otros a hacer la experiencia personal de Cristo.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 17 - VIRGEN FIEL, ESPEJO DE JUSTICIA


MAYO, MES DE MARÍA
Décimo séptimo día: Explicación de las letanías



Virgo fidelis

Virgen fiel. María, siempre fiel a la ley del Señor, lo fue también a los designios de la providencia. Dios le hizo saber, de un momento a otro, por su esposo José, que había que huir con el niño Jesús a Egipto. María no busca en lo absoluto comprender la voluntad del Señor, y sin razonar sobre los obstáculos que parecen presentarse en un viaje tan penoso, largo y peligroso, María obedece, parte, y la orden de Dios le sirve de razón. Instruida por las profecías acerca de los tormentos que Jesucristo, su Hijo debía soportar, tenía el alma triste, pero la sumisión estaba de acuerdo con la voluntad de Dios Altísimo. ¡Fidelidad preciosa de María! ¡Quien podrá admirarte suficientemente, cuando la condujiste al pie de la cruz y a recibir los últimos suspiros de su Hijo!



Speculum justitiae

Espejo de justicia. María es el espejo de las virtudes más perfectas, porque, destinada a la gloria de ser la  Madre de Dios, cuya dignidad supera incomparablemente todas las grandezas humanas, y que es la más alta a la que puede ser elevada una criatura, debió ser enriquecida con las virtudes que convenían a esta sublime elevación, y si según Tomás de Villanueva, san Juan, sólo por causa de su calidad de precursor del Mesías fue santificado en el seno de su madre e hizo cosas tan extraordinaria, que entre todos los hijos de las mujeres, según el testimonio del Salvador, no hubo nadie más grande que Juan Bautista.¡Qué decir de la santidad de aquella que concibió y llevó en seno al autor de todas, la virtud de la santidad misma, en fin, el Verbo Eterno que es Dios!

Ejemplo

Un soldado, apellidado Beau-Séjour, rezaba todos los días siete Pater y siete Ave, en honor de las 7 alegrías y de los siete dolores de la Santísima Virgen. Nunca se olvido de satisfacer esta obligación, y si se acordaba, luego de haberse acostad, que no lo había hecho, se levantaba al instante y rezaba esta oración de rodillas. Un día de batalla, Beau Séjour se encontró en la primera línea de combate, en presencia del enemigo, esperando la señal de ataque, se acordó que no había dicho su oración acostumbrada; de inmediato comenzó a decirla haciendo la señal de la cruz. Sus compañeros, dándose cuenta, empezaron a burlarse y las burlas pasaron de boca en boca, pero Beau-Séjour, sin inquietarse, continuaba su oración. Una vez terminada ésta, los enemigos hicieron la primera descarga; y Beau Sejour, sin haber recibido no un solo disparo, quedó solo en la línea. Vio muertos, a sus lados, a todos aquellos que antes de reían de él y se burlaban de su devoción. No pudo dejar, estremecerse ante tal vista y, de reconocer  la mano de la poderosa Protectora que lo había. El resto de la batalla y aun de la campaña, que mató mucha gente, no recibió ni una sola herida. Habiendo recibido finalmente su baja, volvió a su casa y publicó por todos lados las alabanza de María, de quien se reconocía deudor de vida y salud (Récits d’histoires).

Seamos fieles a nuestros ejercicios de piedad hacia María y nos será fiel a la hora del peligro.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

JUAN PABLO II Y EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Juan Pablo II y el Sagrado Corazón de Jesús



En su carta del 5 de octubre de 1986 al M. R. P. Kolvenbach, prepósito general de la Compañía de Jesús, el Papa definía así “la verdera definición pedida por el Corazón del Salvador”: “Sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, edificar la civilización del amor tan deseada, el reino del Corazón de Cristo”

Para Juan Pablo II, el Corazón de Cristo reinará, pues, cuando se establezca la civilización del amor”, es decir cuando el amor reemplace el odio, cuando elamor al prójimo por amor a Cristo amante venza en cada persona las pasiones y las pulsiones de violencia. Cuando, en otros términos, el prójimo sea respetado en sus derechos por amor al más próximo de todos los prójimos, Cristo. De esta manerá será reparada la persona odiosa, preocupada por reemplazar el odio por el amor.

Como lo observa L. M. Mendizabal, esta interpretación de la reparación algunas veces ha sido mal comprendida, en un sentido puramente “horizontalista” como si el papa hubiese dicho: “La verdadera reparación no consiste en una expiación dolorosa de  los pecados del mundo, sino en establecer la paz y el bienestar en el mundo. Se olvida la declaración hecha quince días antes de esta carta, con ocasión de un simposium internacional: “La consagración al Corazón de Nuestra Señora se realiza, en la práctica, esencialmente viviendo en estado de gracia, con una vida de pureza, d eoración, penitencia unida al cumplimiento de todos los deberes de un cristiano y d ereparación por nuestros pecados y los pecados del mundo.

En realidad, la declaración del Papa a la Compañía de Jesús quiere decir que a los ojos del señor, el orden violado por la violencia y por el odio no podrá ser restaurado en el mundo más que por el amor sobrenatural por el prójimo y es esta restauración, este retomar de la justicia amante que constituye la esencia de la reparación. Oración, penitencia, cumplimiento de los deberes de estado deben ser vividos en el horizonte del establecimiento de una civilización del amor para constituir la completa reparación social que desea el Corazón de Jesús.

Durante el Angelus del 1º de junio de l984 Juan Pablo II esbozaba “la síntesis de todos los misterios ocultos en el Corazón del Hijo de Dios: amor solícito, amor satisfactorio, amor vivificante”.

La civilización del amor no se podrá establecer sino la base de un reconocimiento del amor creador, redentor y remunerador de Cristo, Alpha y Omega.

Entonces, la civilización del amor supone la penetración dinámica de la caridad sobrenatural en la pasión natural del amor y en la voluntad libre de la criatura racional, que orienta esas fuerzas del psiquismo inferior de la persona humana hacia su vida eterna, individual y social, bajo el soplo del Espíritu Santo.



Bertrand de Margerie S.J.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para Aci Prensa

CÓMO ORAR CUANDO SIENTES MIEDO?


¿Cómo orar cuando sientes miedo?
Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él.


Por: P Evaristo Sada LC 




Todos queremos seguridad y buscamos seguridades. Nos da miedo cuando no hay seguridad, cuando perdemos nuestras seguridades o cuando se ven amenazadas o reducidas.

Te da seguridad un buen empleo, la aceptación de los demás, las cosas que posees, los amigos que te respaldan, un entorno conocido, tus habilidades, tu formación profesional, tus títulos, el dinero, recibir reconocimientos y dignidades, ser consultado, recibir atenciones, tu hogar, una buena salud, etc.

Cuando se ponen en riesgo nuestras seguridades nos entra miedo. Se derrumban o disminuyen nuestras seguridades y corremos el riesgo de desmoronarnos. Cuando esto sucede nos encontramos en la posición del pobre, del que nunca ha tenido nada o del que lo ha perdido todo y depende totalmente de la gratuidad del amor de Dios.

Es humano tener miedo. No nos extraña que hasta los Papas sientan miedo cuando son elegidos. Tengo a la mano una oración del Cardenal Eduardo Pironio, argentino, en que se presenta ante Dios con mucho miedo. Tuve la gracia de tratar mucho con él y hablaba con frecuencia de la confianza, de la virtud de la esperanza; tal vez por el miedo que sentía. Extraigo partes de una de sus oraciones:



Señor,
Hoy necesito hablar contigo con sencillez de pobre, con corazón quebrantado pero enteramente fiel.

Sufro, Señor, porque tengo miedo,
mucho miedo, más que nunca.
Yo no sé por qué, o mejor, sí se por qué:
porque Tú, Señor, adorablemente lo quieres.
Y yo lo acepto.
Pero también escucho tu voz de amigo:
"No tengas miedo, no se turbe tu corazón.
Soy yo. Yo estaré contigo hasta el final."
Repítemelo siempre Señor,
y en los momentos más difíciles,
suscita a mi alrededor almas muy simples
que me lo digan en tu nombre.

Tengo miedo, Señor, mucho miedo.
Miedo de no comprender a mis hermanos
y decirles las palabras que necesitan.
Miedo de no saber dialogar,
de no saber elegir bien a mis colaboradores,
de no saber organizar la diócesis,
de no saber planear,
de dejarme presionar por un grupo o por el otro,
de no ser suficientemente firme
como corresponde a un Buen Pastor,
de no saber corregir a tiempo,
de no saber sufrir en silencio,
de preocuparme excesivamente por las cosas al modo humano,
y entonces, estoy seguro de que me irá mal.
Por eso, Señor, te pido que me ayudes.

Me hace bien sentirme pobre,
muy pobre, muy inútil y pecador.
Ahora siento profundamente mis pecados.
He pecado mucho en mi vida
y tú me sigues buscando y amando.
Pero te repito, sigo teniendo miedo, mucho miedo.
No lo tendría si fuera más humilde.
Yo creo que me asusta la posibilidad del fracaso.
Temo fracasar, sobre todo, después de que me esperaron tanto.
Pero no pienso que Tú también fracasaste,
que no todos aceptaron tu enseñanza.
Hubo muchos que te dejaron porque "les resultaba dura" y absurda tu doctrina.

Nunca te fue bien, Señor:
te criticaron siempre y quisieron despeñarte.
Si no te mataron antes fue por miedo al pueblo que te seguía.
Pero te rechazaron los sacerdotes; te traicionó Judas; te negó Pedro;
te abandonaron todos tus discípulos
¿y no sufrías entonces?
Y yo, ¿quiero ser más que el Maestro y tener más fortuna que mi Señor?
Jesús, enséñame a decir que sí y a no dejarme aplastar por el miedo.

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El Cardenal Pironio sabía ver en el sufrimiento la mano providente de Dios Padre. En su testamento espiritual escribe: Que nadie se sienta culpable de haberme hecho sufrir, porque han sido instrumento providencial de un Padre que me amó mucho.

Lo que más aprendo de esta oración es la humildad y la confianza con que se dirige a Dios. Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él. El padre es protector y proveedor. Si el hijo expone a su padre su debilidad, su miseria, sus faltas, su condición vulnerable, y se dirige a él pidiendo ayuda con absoluta confianza, un buen padre siempre responde.

Cuando sentimos miedo al perder nuestras seguridades o al no tener seguridad alguna, podemos tener la certeza de que si lo aceptamos con humildad y acudimos con confianza a Dios Padre, el amor de Dios vendrá en nuestro auxilio. La confianza filial lo obtiene todo de Dios.

Cuando sentimos miedo también podemos orar con la ayuda del Salmo 23: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan y del Salmo 30 En ti, Señor, me cobijo, nunca quede defraudado. Sé mi roca de refugio, alcázar donde me salve; pues tú eres mi peña y mi alcázar.

Cuando sentimos miedo, la roca firme del amor misericordioso de Dios es nuestra seguridad.

PAPA FRANCISCO EXPLICA LAS CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN SACERDOTE


Papa Francisco explica las características de un buen sacerdote



 (ACI).- El Papa Francisco inauguró este lunes 16 de mayo la 69° Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), dedicada a la “renovación del clero”, con un discurso donde explicó las características que debe tener un buen sacerdote, que “no se escandaliza por las fragilidades que agitan el alma humana”, sino que acepta hacerse partícipe y responsable del destino de los fieles que el Señor le ha encomendado.

El Santo Padre inició su discurso reflexionando sobre la reciente celebración de Pentecostés para recordar que es el Espíritu Santo quien “suscita la generosa disponibilidad y alegría evangelizadora de tantos sacerdotes”. “Sin el Espíritu Santo –lo sabemos– no existe la posibilidad de una buena vida ni de reforma”, añadió.

En ese sentido, Francisco, que dijo que no quería ofrecer una reflexión sistemática sobre la figura del sacerdote, invitó a los obispos italianos a acercarse de manera silenciosa, “casi en punta de pie”, a cualquiera de los párrocos y preguntarse con sencillez “¿por quién y por qué comprometen su servicio?, ¿cuál es la razón por la cual se donan a sí mismos?”.

“En nuestro ministerio, ¡cuántas personas encontramos que están preocupadas por la falta de una referencia a la cual mirar! ¡Cuántas relaciones heridas! En un mundo en el cual cada uno se piensa como la medida de todo, no hay lugar para el hermano”, expresó el Papa.

En esta realidad, señaló, “la vida de nuestro presbítero se vuelve elocuente, porque es diferente y alternativa”. El sacerdote, indicó el Papa, es como Moisés que se acercó al fuego y dejó que las llamas quemen sus ambiciones de carrera y poder, e “hizo una fogata también de las tentaciones de interpretarse como un ‘devoto’ que se refugia en un intimismo religioso que de espiritual tiene bien poco”.


El sacerdote, señaló el Papa, “no se escandaliza por las fragilidades que agitan el alma humana: consciente de ser él mismo un paralítico sanado, se mantiene distante de la frialdad del rigorista, así como de la superficialidad de quien quiere mostrar una condescendencia barata. En cambio acepta hacerse cargo, sintiéndose partícipe y responsable de su destino”.

Así, con el aceite de la esperanza y de la consolación, el presbítero “se hace prójimo de cada uno, atento a compartir el abandono y el sufrimiento. Habiendo aceptado no disponer de sí mismo, no tiene una agenda que defender, sino que deposita todas las mañanas al Señor su tiempo para dejarse encontrar por la gente. Así, nuestro sacerdote no es un burócrata o un funcionario anónimo de la institución; no se ha consagrado a un papel de oficina, ni está movido por criterios de eficiencia”.

El sacerdote, afirmó Francisco, “sabe que el Amor es todo. No busca seguridades terrenas o títulos honoríficos que lo lleven a confiar en el hombre (…). Su estilo de vida simple y esencial, siempre disponible, lo presenta creíble a los ojos de la gente y lo acerca a los humildes, en una caridad pastoral que hace libres y solidarios”.

“Siervo de la vida, camina con el corazón y el paso de los pobres”, añadió. “Es un hombre de paz y reconciliación, un signo e instrumento de la ternura de Dios, atento a difundir el bien con la misma pasión con la que otros cuidan sus intereses”.

En ese sentido, dijo el Papa, el secreto del sacerdote está “en esa zarza ardiente que marca con fuego la existencia, la conquista y la conforma a la de Jesucristo, verdad definitiva de su vida”. La relación con Jesús, lo mantiene “extraño a la mundanidad espiritual que corrompe” y lo lleva “a abrazar la realidad cotidiana con la confianza de los que creen que lo imposible para el hombre”, es posible para Dios.

Luego de esto, el Santo Padre invitó a reflexionar sobre la segunda pregunta: “¿Por quién compromete el servicio nuestro presbítero?”.

“Antes de preguntarnos sobre el destinatario de su servicio, debemos reconocer que el presbítero es tal en la medida que se siente partícipe de la Iglesia, de una comunidad concreta con la cual comparte el camino”, señaló.

“Esta pertenencia es la sal de la vida del presbítero, hace que su rasgo distintivo sea la comunión, vivida con los laicos en relaciones que saben valorar la participación de cada uno. En este tiempo pobre de amistad social, nuestra primera tarea es construir comunidad”, señaló.

“Del mismo modo, para un sacerdote es vital rencontrarse en el cenáculo del presbiterio. Esta experiencia (…) libera del narcisismo y de los celos clericales, hace crecer la estima, el sustento y la benevolencia recíproca, favorece una comunión no solo sacramental o jurídica, sino fraterna y concreta. En el caminar juntos de los presbíteros, diferentes por edad y sensibilidad, se expande un perfume de profecía que sorprende y fascina. La comunión es de verdad uno de los nombres de la Misericordia”, afirmó.

Francisco, dirigiéndose específicamente al tema de la asamblea de la CEI, señaló que en las reflexiones sobre la renovación del clero “entra también el capítulo que concierne a la gestión de las estructuras y los bienes económicos: en una visión evangélica, eviten apoyarse en una pastoral de conservación, que obstruye la apertura perenne a la novedad del Espíritu. Mantengan solo lo que puede servir para la experiencia de fe y de caridad del pueblo de Dios”.

Finalmente, el Papa reflexionó sobre “cuál es la razón última de la donación del sacerdote. Advirtió que es triste saber que existen sacerdotes que se quedan a la mitad, que calculan y no se arriesgan por miedo de perderse. “¡Son los más infelices!”.

El sacerdote, señaló, “se juega hasta el final” a pesar de sus limitaciones. “En las condiciones concretas en las que la vida y el ministerio lo han puesto, se ofrece con gratuidad, humildad y alegría”, incluso cuando intuye, humanamente, que quizá “nadie se lo agradecerá” por haberse donado sin medida.

Francisco indicó que el sacerdote no podrá evitar actuar así, “porque ama la tierra que reconoce es visitada todas las mañanas por la presencia de Dios”; además porque es un “hombre de la Pascua, de mirada hacia el Reino, hacia el cual siente que camina la historia humana, a pesar de los retardos, las oscuridades y las contradicciones”.