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¿POR QUÉ NOS SANTIGUAMOS?

Autor: Padre Oscar Pezzarini | Fuente: www.feliceslosninos.org
¿Por qué nos santiguamos?
Realizar el gesto de la señal de la cruz no es suficiente si no va acompañado de otros gestos que tiene que ver con nuestra condición de creyentes
 
¿Por qué nos santiguamos?
¿Por qué nos santiguamos?
Es común ver a mucha gente realizar lo que llamamos "santiguarse", es decir hacer la señal de la cruz, que es la señal del cristiano, es decir de aquel que cree en Jesús y en lo que Él nos ha revelado.

Esta señal la hacemos cada vez que comenzamos una Oración, quizás al comienzo y al final del día, pero también vemos que muchos la realizan ante determinados momentos importantes que están por vivir, o antes de comenzar alguna actividad. Ahora, pregunto: ¿Saben realmente lo que están haciendo, saben lo que significa?

El realizar esta acción no es otra cosa que invocar a Dios en su realidad, tal como nos la ha revelado Jesús y que además constituye el gran "misterio de nuestra fe" y lo que nos identifica.

¿Al realizar la señal de la cruz, sabemos y somos conscientes de que con este signo de la cruz sobre nuestro cuerpo, manifestamos nuestra fe en la obra redentora de Jesús?

¿Al realizar la señal de la cruz, sabemos que este acto de fe en la Santísima Trinidad nos compromete no sólo a creer en ella, sino a tratar de vivir de acuerdo con su voluntad?

¿Todos los que realizamos la señal de la cruz sobre nuestra persona, estamos de acuerdo en el compromiso que significa el creer en Dios y en su realidad más íntima y profunda, y que por lo tanto eso nos compromete de una manera especial en nuestra vida?

La señal de la cruz es la señal del cristiano, por lo tanto, al hacerla estamos identificándonos con Cristo, con su vida, sus palabras y sus enseñanzas, y debemos tratar de vivir de acuerdo con ello. ¿Somos conscientes de eso?

Me pregunto si muchas veces quienes nos proclamamos cristianos no estamos realizando gestos (como el de la señal de la cruz) por una simple costumbre, a veces con una gran mezcla de "superstición", quizás creyendo que la "protección" del Señor es casi como algo "mágico" que nos vendrá sólo por un simple gesto que podamos realizar, y nos olvidamos que nuestro seguimiento de Jesús implica un compromiso de toda nuestra vida y que por lo tanto nuestros actos deben reflejar esa fe que tenemos siguiendo el camino que Él nos ha señalado.

El realizar el gesto de la señal de la cruz, sin dudas que no es suficiente si no va acompañado de otros gestos que tiene que ver con nuestra condición de creyentes. Gestos de acercamiento al que sufre, gestos de amor con quien está necesitado, gestos que signifique respeto a la vida de los demás, ya que Jesús nos enseñó que para ser sus discípulos y que así los demás puedan identificarnos como seguidores suyos, debemos "amarnos los unos a los otros", y no quedarnos "simplemente tranquilos" porque realizamos determinados gestos, pero que sin el compromiso con los demás, quedarán vacíos.

EL SOL Y EL VIENTO



EL SOL Y EL VIENTO


El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. 
La discusión fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder. 
Viendo que por el camino avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas desarrollándolas contra él. 
-Vas a ver - dijo el viento - como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras. 
Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuanto más esfuerzos hacían, el hombre más oprimía su capa, gruñendo contra el viento, y seguía caminando. 
El viento encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo y más cerraba su capa. Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa. 
Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro. 
-Ya ves - le dijo el Sol al Viento - como con la bondad se consigue más que con la violencia.

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Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras acciones. 
Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla para tratar de lograr nuestros objetivos. Pero no nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, con esos métodos, son más difíciles de alcanzarlos. Siempre una sonrisa puede lograr mucho más que el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás para comprobarlo. ¿Preferimos una sonrisa o un insulto?... ¿Preferimos una caricia  o una bofetada?... ¿Preferimos una palabra tierna o una sonrisa irónica?... Pensemos que los demás seguramente prefieren lo mismo que nosotros... Entonces tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que nos gustaría ser tratados... Así veremos que todo será mejor... Que el mundo será mejor... Que la vida será mejor...


  Reflexión: Graciela Heger A.

RESERVA TIEMPO


RESERVA TIEMPO

Reserva tiempo para REÍR,  es ésta la música del alma.
Reserva tiempo para LEER, es ésta la base de la sabiduría.
Reserva tiempo para PENSAR, es ésta la fuente del poder.
Reserva tiempo para TRABAJAR, es éste el precio del éxito.
Reserva tiempo para DIVERTIRTE, es éste el secreto de la juventud eterna.
Reserva tiempo para SER AMIGO, es éste el camino de la felicidad.
Reserva tiempo para SOÑAR, es éste el medio de encontrar tus objetivos.
Reserva tiempo para AMAR Y SER AMADO, es éste el privilegio de los hijos de Dios.
Reserva tiempo para SER ÚTIL A LOS OTROS, esta vida es demasiado corta para que seamos egoístas.
Nosotros no perdemos tiempo en la vida; lo que se pierde es la vida, al perder el tiempo. 

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 14 DE ABRIL DEL 2014

Autor: P. Juan Jesús Riveros | Fuente: Catholic.net
La unción en Betania
Juan 12, 1-11. Lunes Santo. Aunque yo cayera, Su amor no disminuiría, incluso me amaría más.
 
La unción en Betania
Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11


Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis». Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

Oración introductoria

Dame, Señor, la sabiduría y fuerza de voluntad para saber dedicar el mejor tiempo de este día a la oración. Sé que vendrás a mi encuentro para transformarme. ¡Gracias por tu bondad y misericordia!

Petición

Señor, que no me ciegue como Judas. Tú eres lo mejor de mi vida, dame un corazón abierto a tu gracia y un alma generosa que sepa corresponder a tu infinito amor.

Meditación del Papa Francisco

Si de verdad queremos seguir a Jesús, debemos vivir la vida como un don para dar a los demás, no como un tesoro que se debe preservar. Jesús nos dice hoy una palabra dura: "Nadie tiene un amor más fuerte que el que da su vida". Pero la liturgia de hoy, añadió, también nos muestra a otra persona: Judas, que tenía en sí la actitud opuesta. Y esto porque Judas nunca se dio cuenta de lo que es un don. Pensamos en aquel momento de la Magdalena, que lava los pies de Jesús con el nardo, tan caro: es un momento religioso, un momento de gratitud, un momento de amor. Y él se aísla y hace una dura crítica: "¡Pero esto podría ser utilizado para los pobres!". Esta es la primera referencia que he encontrado, en el evangelio, de la pobreza como ideología. El ideólogo no sabe qué es el amor, porque no sabe entregarse. Judas estaba aislado, en su soledad y esta actitud de egoísmo ha crecido hasta la traición de Jesús... (Cf. S.S. Francisco, 14 de mayo de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta). 

Reflexión

Jesús se encuentra con sus amigos. Yo soy su amigo. Sale a mi encuentro.
Es Él quien va a Betania y quien viene a tocar a mi puerta. Desea sentarse a mi mesa, partir el pan conmigo, hablar conmigo.

Toca a la puerta de mi corazón para iluminarlo y consolarlo: "Sólo Él tiene palabras de vida eterna" No sólo está a mi lado: me lleva en sus brazos para que las asperezas, las piedras y el barro no me salpiquen y no me hagan tropezar y caer, si yo quiero.

Y, aunque cayera, su amor no disminuiría, incluso me amaría más. Limpiaría mis heridas y manchas del camino. Él sería una María de Betania para con nosotros, nos perfumaría los pies y la cabeza. ¿No deberíamos nosotros hacer lo mismo?

Ponernos a sus pies y llorar. Llorar por la tristeza de ofenderle y llorar por la alegría de su perdón. Las lágrimas son la mejor oración que podemos elevar a Dios. Y, también, perfumar sus pies; que el perfume de nuestras buenas obras y el ungüento de nuestro perdón sean dignos de un Dios tan misericordioso. Como Él perdona, así perdonar a quienes nos ofenden.

No nos fijemos en el "derroche" de este caro perfume. Es un perfume que nunca se acaba si es a Cristo a quien lo ofrecemos. Obrando así prepararemos la sepultura del Señor, su resurrección y su permanencia entre nosotros.

Propósito

Si hoy tengo un pensamiento negativo sobre una persona, orar y buscar una cualidad de ella para alabarle.

Diálogo con Cristo

Jesús, esta Semana Santa es una excelente oportunidad para dedicar más tiempo a fijarme en los demás, como ha propuesto el Papa. Dame tu luz para emprender una labor de fermento en mi propia familia, en mi propio ambiente, para vivir un cristianismo más dinámico, más apasionado, que no mida el esfuerzo o sacrificio. Dame la generosidad de María, que supo escoger siempre la mejor parte.