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domingo, 16 de febrero de 2014

LA OTRA MEJILLA


La otra mejilla

Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña. 
Sus monjes eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy piadosos. 
Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las limosnas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres rollos, únicos en el mundo. 
Eran viejos papiros, con fama universal de importantes y profundos.
En cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y fugó por la ladera. 
Los monjes avisaron con rapidez al abad. 
El superior, como un rayo, buscó la parte que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:

- Que has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa.
- Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos escritos santos.
- Bueno, toma el tercer rollo. Sino, se va a perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz. Que Dios te ilumine.

Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. 
Estimaron que había estado flojo con el rapaz, y que era el monasterio el que había perdido. 
Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.

Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó. 
Pidió hablar con el Padre Superior:

- Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido en cambio que me permitas ingresar como monje. Mi vida se ha transformado.

Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la generosidad excelente.
El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del resarcimiento.
Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.

El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No sospecha la conmoción del poder incalculable de la otra mejilla.

ORACIÓN A SAN MARTÍN DE PORRES PARA SOLICITAR UNA GRACIA ESPECIAL


ORACIÓN A SAN MARTÍN DE PORRES 
PARA SOLICITAR UNA GRACIA ESPECIAL

PARA PEDIR UN FAVOR 

En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector San Martín de Porres.

Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste sólo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.

Confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.

Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.

Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo San Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

ORACIÓN A LA MEDALLA MILAGROSA PARA OBTENER UNA GRACIA ESPECIAL


ORACIÓN A LA MEDALLA MILAGROSA PARA OBTENER UNA GRACIA ESPECIAL

¡Oh María, consuelo de cuantos os invocan!. Escuchad benigna la confiada oración que en mi necesidad elevo al trono de vuestra misericordia. ¿A quién podré recurrir mejor que a Vos, Virgen bendita, que sólo respiráis dignidad y clemencia, que dueña de todos los bienes de Dios, sólo pensáis en difundirlos en torno vuestro? Sed pues mi amparo, mi esperanza en esta ocasión; y ya que devotamente pende de mi cuello la Medalla Milagrosa, prenda inestimable de vuestro amor, concededme, Madre Inmaculada, concededme la gracia que con tanta insistencia os pido.

LA VIDA TE SONREIRÁ


La vida te sonreirá

No tomes a la vida como una carrera. No es la vida una competencia hacia una meta de llegada. Dios no quiere que llegues a El por lógica inercia o con apuros fanáticos. No quiere que al final de la vida digas: "solo se trataba de esto y nada más". No.

La vida es más que la suma de seres vivos, la vida es un tesoro compartido, un brillante tiempo que ilumina al universo mismo en cuanto te ha sido dada, porque allí es donde nace la esperanza, donde hay un soplo de vida cálido, un soplo de eternidad.

La vida es la sonrisa de una madre en el recuerdo, es la palabra y la mirada de nuestro padre, llena de comprensión y misterio que nos habla en algún rincón de la memoria. La vida es saber disfrutar y compartir el cariño inmenso que nos rodea cuando estamos en familia. Lo comprobamos en alguna fiesta, cuando nace un nuevo integrante, cuando se casa un pariente. Los ojos llenos de esperanzas, la piel fresca de alegría. La vida es un abrazo temprano a quienes queremos y un beso sincero en el encuentro.

Cuando aprendas a ver el corazón de las cosas, cuando veas con los ojos del alma la razón de lo que no tiene razón, entonces comprenderás que la vida es más que la suma de sus partes, que es la esencia misma bailando en el espacio, cantando en el viento, mojándote en la lluvia, abrigándote en el silencio de una noche fría frente al fuego. Comprenderás que el otro tiene las mismas inquietudes, los mismos miedos ocultos, que también siente respeto por algo, que alberga culpas que no logra sacar, sonrisas que no puede brindar, ganas de ser querido, ¡tantas cosas! .... tantas.... como también tienes tú.

Verás que el otro es parte de tu vida y tú vives porque hay otro que vive para verte, que aprendiste muchas cosas, porque otro te las enseñó. Tus padres, tu escuela, tus amigos, la vida misma. Comprenderás que la vida es siempre un camino que solo se hace al caminar con la mirada franca y un beso lejano esperándonos en algún horizonte. Sabrás que transitamos por un sendero único e irrepetible porque es la huella que vamos haciendo en el mundo, nuestra marca, nuestra señal, que escribimos en los renglones de un relato compartido. Y tan solo de nosotros depende un verso mejor, una gran alegría, una palabra triste, un momento de olvido o una canción de amor, de nosotros depende elegir la forma de mejorar nuestro rumbo y que cada día sea un canto al sol.

La vida es para aprender a amar y a perdonar, a olvidar cuando debemos olvidar, a recordar cuando debemos recordar. La vida es para ampliar los afectos y reflexionar sobre nuestras vivencias, para que pensemos en los frutos de nuestros actos y veamos claramente, sin ningún tipo de adorno ni justificaciones oportunistas lo que hemos hecho en el tiempo y todavía, si podemos, volver sobre nuestros pasos para cambiar alguna situación.

No ocupes tu tiempo en ver solo el aspecto negativo de las cosas... sueña, imagina, planea una salida, invita a alguien a comer a tu casa, da un abrazo y ríete con las personas que sonríen, ama con las personas que aman, alégrate con quienes te alegren el día, haz las cosas simples porque en los simple brilla una pequeña luz que se hace fantástica e inmensa a los ojos de quien atesora ilusiones.

Nunca hagas o digas algo que resulte demasiado duro a alguien solitario, porque aunque a ti te parezca que en circunstancias normales, cualquiera lo tomaría con naturalidad, una persona solitaria podría verse herida mortalmente, pues su mente y su corazón son más sensibles a las influencias del exterior. Trata de llevarle un motivo de felicidad, un minuto de alegría, un momento de amor y te lo agradecerá infinitamente.

Sabes, la felicidad es pariente de la belleza y la belleza es el rostro de la verdad. Cuando descubrimos una verdad, descubrimos algo bello, y lo bello solo puedo regocijarnos en el alma porque la verdad y la belleza son atributos de Dios. No pienses en aquello de que la verdad es "dura", lo duro, feo o desagradable no es la verdad, eso se llama realidad, la que el ser humano crea todos los días con su insistente capacidad de nombrar y clasificar las cosas. La verdad es otra cosa, la verdad es el motivo de la felicidad y la libertad, porque nos libera de fantasmas y dudas al caminar, porque nos hace bellos si la sabemos cuidar, porque es el final del camino al que hemos de llegar.

La vida es un encuentro entre Dios y tú. Disfruta tu tiempo sabiendo que el pasado y el futuro son instantes de una realidad que se actualiza de acuerdo a tu conciencia, la cual se enciende a cada instante e ilumina lo que toca, lo que ve y hasta lo que niega.

Recuerda que la vida es más que la suma de seres vivos, es un tesoro compartido del cual formas parte. Cuando comprendas esto, llenarás tus pulmones vacíos con un soplo de eternidad y serás uno con la vida, y la vida te sonreirá.

IGNORANCIA CONTRA SABIDURÍA


Ignorancia contra sabiduría

La ignorancia te hace creer que la vida funciona por casualidades.
La sabiduría te enseña que todo lo que ocurre en esta gran obra de teatro tiene un profundo significado.
Lo que ves hoy no es fruto de la casualidad, sino de las semillas plantadas en el pasado.
Siembra semillas de paz en el presente y crearás una vida de paz para el futuro.

La ignorancia es como un profundo sueño en el que uno sueña que todavía está despierto.
Es una enfermedad de la humanidad.
El alma humana se olvida de quien es y a quien pertenece.
Empieza a actuar por instintos y no por valores.
En la vida vendrán dificultades y obstáculos, no vienen para detenerte, pueden fortalecerte y ayudarte a avanzar con más experiencia.
No vivas según tu reloj, vive según tu brújula de valores, así te asegurarás que estás en el camino...

EL EVANGELIO DE HOY: 16.02.2014

Autor: Felipe de Jesús Rodríguez | Fuente: Catholic.net
Vine a dar la plenitud a los profetas
Mateo 5, 17-37. Tiempo Ordinario. Viene a purificar en el fuego lo que le impide a nuestro corazón darse plenamente a Dios.
 
Vine a dar la plenitud a los profetas
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-37

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.

Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero o les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

También han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometarás adulterio; pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.

También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les dijo que el que se divorcia , salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio y el que se casa con una divorciada comete adulterio.

Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey.

Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno”. 


Oración introductoria

Señor, Dios mío, abre mi alma para que puedas modelar mi corazón a través de esta meditación que me dispongo a realizar. Haz que mis ojos se centren en tu misericordia para que me dé cuenta del inmenso amor que me tienes. Es en tu misericordia, Señor, que quiero apoyar esta sencilla oración, es en ella que quiero poner mis intenciones y las intenciones de mis seres más queridos.

Petición

Jesús, que no me aparte de tus mandamientos.

Meditación del papa Francisco

Cuando Jesús pronunció las palabras que recoge el Evangelio del día: la justicia de ustedes tiene que ser superior a la justicia que están viendo ahora, la de los escribas y fariseos. Por ello quien entra en la vida cristiana, el que acepta seguir este camino, tiene exigencias superiores a las de los demás. No tiene ventajas superiores. ¡No! Exigencias superiores. Jesús menciona algunas de ellas, como las exigencias de la convivencia, pero luego indica también el tema de la relación negativa hacia los hermanos.
Las palabras de Jesús no dejan vía de escape. "Ustedes han oído que se dijo en el pasado: no matarás. Y el que mata debe ser llevado al tribunal. Pero yo les digo que todo aquél que se enoja contra su hermano merece ser condenado, y todo aquel que lo insulta merece ser castigado por el tribunal". Respecto al insulto, Jesús es aún más radical y va mucho más allá. Porque dice que cuando ya “en tu corazón hay algo negativo” contra el hermano y se expresa con un insulto, con una maldición o con enojo, hay algo que no funciona. (S.S. Francisco, 13 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta). 

Reflexión

Muchas veces creemos que el cristianismo es una lista larga de normas y mandamientos que debemos cumplir. Es más, parece que Cristo, en este pasaje, nos complica más nuestros deberes. Pero eso no es el cristianismo: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva". (Deus Caritas est, n.1). Es sólo a través de Cristo, del prisma de su amor, que se puede, no sólo entender, sino sobre todo vivir lo que nos corresponde como sus seguidores.

Si atendemos bien, la lista de leyes que Cristo perfecciona en este evangelio tienen necesariamente un punto de unión con el amor, sea a Dios o al prójimo. Acaso, el saber perdonar al que nos ofende, al que ha dañado nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro interior o nuestra situación económica, ¿no es el acto supremo del amor? El guardar nuestra pureza de corazón y de cuerpo, ¿no es un acto heroico de amor a nuestro Señor? El matrimonio, ¿no se puede traducir como fidelidad en el amor que Dios unió? Y, la coherencia en los deberes contraídos ante Dios, ¿no es una postura de un alma que quiere amar con sinceridad?

Sólo Cristo nos da la fuerza, los ánimos, el coraje y la paciencia para ser auténticos seguidores de su Persona; sólo así, nuestro compromiso de cristianos deja de ser un peso y se convierte en una respuesta de amor al Amor.

Cristo viene a "dar plenitud" a ley y a los profetas. Viene a purificar en el fuego lo que le impide a nuestro corazón darse plenamente a Dios. Lo que Cristo pide es un plus de justicia en la convivencia con los demás; un plus de santidad en la realización de nuestras tareas más ordinarias; un plus de generosidad en nuestra oración, en la vivencia de los sacramentos: "si su justicia no es mayor...". Por eso para Cristo no basta hacer justicia humana con el que nos ofende, pide que lo perdonemos, que nos reconciliemos con él. No le basta que no se cometa adulterio, quiere que custodiemos la pureza de nuestro corazón con una voluntad tajante: "si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti". No le basta la ley del divorcio, sino que correspondamos al designio divino sobre el matrimonio (cfr. Mt 19, 4). A Cristo, en fin, no le basta la vivencia externa de nuestros deberes de cristianos: ¡quiere nuestra coherencia, nuestra sinceridad de vida: "digan sí cuando sea sí..."!

Propósito

Buscaré dar un plus en alguna responsabilidad de mi vida cristiana (en mi oración, en mi trato con los demás, en mi sinceridad, en perdonar…).

Diálogo con Cristo

Jesucristo, cuántas veces me fijo más en lo que me cuesta cumplir que en lo que te costó sufrir por mí; cuántas veces me quejo de mis deberes porque me falta tu amor. Tú conoces mejor que nadie mi debilidad y mi pequeñez, pero también conoces cuánto quiero responder a tu amor. Te pido que, así como viniste a perfeccionar la Ley judía, perfecciones la sinceridad, la humildad, la entrega y la pureza de mi corazón. Te lo pido por la intercesión de su santísima Madre la Virgen María. Así sea.


La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud. (Deus Caritas est, n.1).




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  • Felipe de Jesús Rodríguez