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jueves, 14 de julio de 2011

PROMESAS DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN A SAN SIMÓN STOCK

PROMESAS DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN A  SAN  SIMÓN  STOCK

16 de julio de 1251

"El que muere vestido de este Escapulario no sufrirá las penas del fuego eterno".

El Escapulario tiene un significado muy profundo para quien lo lleva puesto. Es un riquísimo "Obsequio del Cielo" que nos ha traído la misma Santa Virgen María; y a cada uno le dice así:

"Perseverad llevando puesto devotamente el Santo Escapulario, porque es mi Hábito.

El hecho de andar vestido de este Hábito mío, significa que estáis continuamente pensando en mí; y que yo, en turno, siempre estoy pensando en vosotros; y ayudándonos en asegurar la vida eterna ".

 

ENTRE LA ANSIEDAD Y LA ESCUCHA: MARÍA Y MARTA

 Entre la ansiedad y la escucha: Marìa y Marta

La lección de Marta y María es importante porque corresponde a las enseñanzas de Jesús a sus discípulos antes de salir a morir en Jerusalén (Lc 9,51-10,20).
El sentido de este texto ha tenido para todos en la Iglesia una gran influencia de orígenes: “uno puede decir con confianza que Marta simboliza la acción y María la contemplación”. Jesús nos dirá que nuestra apreciación no es correcta: “Marta, Marta estás ansiosa y preocupada por muchas cosas. Sólo es necesaria una. María ha escogido la mejor parte y no se le quitará”. 

Marta y María son actitudes cristianas que se complementan. Cada discípulo debe ser a la vez “activo y contemplativo” en razón que la acción debe llevar a la contemplación. En las lecturas que normalmente hacemos se defiende la primacía de la contemplación de María opuesta a la acción de Marta. Creemos que hubiera sido mejor que Marta se sentara con María para escuchar a Jesús. 

Jesús no condena el celo y la generosidad de Marta, sino que acepta su hospitalidad como lo hizo con los fariseos (Lc 7,36; 11,37: 14,1); incluso solicita a Zaqueo que lo hospede (Lc 19,5). Antes había hablado de la hospitalidad a los misioneros, la que deben aceptar con gran simplicidad (Lc 10,5-9). Lo que Jesús reprocha a Marta es estar “ansiosa” y “preocupada acerca de tantas cosas”. Hay que entender lo que dice Jesús a la luz de lo dicho en otras ocasiones. 

Los detalles de la hospitalidad distraen a Marta para escuchar la Palabra que es “la única cosa requerida”, pero “la mejor parte” no es un desdén por los deberes de la vida diaria o por tareas que se dejan atrás. Estar ocupados en los detalles que requieren la hospitalidad tampoco puede ser una distracción para la oración o la escucha de la Palabra, o al menos un rechazo obstinado a la contemplación. De esa equivocación surge el activista.
El mensaje de Jesús a Marta es el mismo de la parábola del sembrador: advertirnos sobre los obstáculos que nos impiden escuchar la Palabra (Lc 8,14ss). En el libro de los Hechos esta misma situación se dio en términos de opción entre dos misiones complementarias: la predicación de la Palabra y el servicio a las mesas (Hch 6,24). 

Hacer o dejar de hacer
No es entonces una anécdota lo que Lucas narra, contándonos como dos amigas recibieron a Jesús. El juicio final, el examen para ganar la salvación está en relación con lo que hemos hecho o dejamos de hacer a quienes necesitan de nuestra acogida y asistencia; sin olvidar que prójimo es ante quien, deteniéndonos, mirando, sanando, acompañando y pagando, lo acogemos con ternura. Ser samaritanos haciendo prójimos no nos dispensa de la necesidad de escuchar la Palabra, para abrirnos al misterio de la revelación que es la que nos permite reconocer a Jesús en los hermanos. 

Jesús es la Palabra y la obra de Dios, el Señor es a quién debemos recibir escuchando de su voz y practicando el Evangelio. “Estoy a la puerta y toco, dice el Señor. Si alguien oye mi voz abre la puerta, entraré y me sentaré a cenar con él, y él conmigo” (Antífona de Comunión). María fue la interpretación de lo que Dios quería con Israel: “Escucha Israel”. 

Trabajar y descansar
Estamos acostumbrados a identificar a Marta con la acción y a María con la contemplación. En este tiempo de carreras, angustias y premuras, necesitamos recuperar la calma, el reposo, el silencio, la escucha; sin olvidar el pensamiento del Eclesiastés: Hay tiempo para el silencio y tiempo para el ruido, tiempo para el descanso, y tiempo para el ajetreo, tiempo para la reflexión y tiempo para el trabajo, tiempo para el compromiso y tiempo para la celebración. “Sentarse” significa la necesidad que tiene todo hombre de tomar distancia para analizar, revisar y proyectar. Es necesario sentarse “para poder conocerse”. 

Pero todavía es mucho más necesario sentarse ante el Señor para que escrute nuestro corazón. Sentarse ante el Señor para escuchar su palabra es lo mejor que puede hacer el hombre para recuperar la paz, conocerse a sí mismo, conocer a Dios y darle unidad y coherencia a nuestra vida. Jesús siempre procuró llevar a los suyos a un lugar tranquilo para descansar después de la actividad apostólica. 

Después de descansar a los pies de Jesús con su palabra, todos volvemos a tener la tentación de quedar bajo el signo de Marta: prisas, horarios, compromisos, ires y venires, el quehacer diario. Pero a pesar de tener tantos agobios y responsabilidades no podemos caer en el activismo estresante, ni olvidar “la mejor parte”. 

La vida pastoral es asumir los trabajos de Marta con la actitud de María pues quien se opone a María no es Marta, sino Eva rechazando la Palabra de Dios y creyendo en la palabra de mentira que introduciría el miedo en el corazón del hombre. El miedo de Eva y Marta lo superó María con la paz que da recibir a Jesús.
Un rabino decía: “mi única obsesión, que no cambiará nunca, no importa donde mis pies me lleven, será siempre una delicada, enorme, inquietante, nunca saciada sed de la Palabra de Dios”.


PBRO. EMILIO BETANCUR MÚNERA
Especial para EL MUNDO

ORACIÓN A JESÚS SOLITARIO EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO


 Oración a Jesús solitario en el Santísimo Sacramento
 (antes de acostarse)

¡Oh Divino Jesús! que durante la noche estáis solitario en tanto tabernáculos del mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a visitaros y adoraros. Yo os ofrezco mi pobre corazón, deseando que todos sus latidos sean otros tantos de amor y adoración. Vos, Señor, estáis siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores.

¡Oh Jesús amantísimo!, ¡Oh Jesús solitario!, haced mi corazón cual lámpara encendida; en caridad se inflame y arda siempre en vuestro amor. Vela ¡oh centinela Divino!, vela por el mísero mundo, por los sacerdotes, por las almas consagradas, las extraviadas, por los pobres enfermos cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu consuelo, por los moribundos y por ésta tu humilde sierva que, para mejor servirte, descansa pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario... donde vives en la soledad y el silencio de la noche.

Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y reverenciado el Corazón Sagrado de Jesús en todos los Sagrarios del mundo. Amén.



EN LA MISA JESÚS, ESTÁS VIVO Y PRESENTE

Autor: Ma. Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
En la misa Jesús, estás vivo y presente
Es la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu casa y te levantamos nuestro corazón.
 
En la misa Jesús, estás vivo y presente
Cuando estoy en tu presencia, Jesús Sacramentado, pienso con dolor: ¿Cómo no apreciamos este Misterio de amor donde te quedaste para ser nuestro confidente y nuestro alimento? ¡Qué frío es nuestro corazón!

Nos decimos católicos pero tampoco meditamos en tu entrega al Padre la noche del Jueves Santo al instituir la Sagrada Eucaristía. Nos parece que fue ya hace muchos años, sin embargo vuelve a suceder todos los días, a toda hora en el mundo entero, siempre que se esté celebrando la Santa Misa. En ella Tu vuelves a inmolarte, a ofrecerte al Padre por todos y cada uno de nosotros... de la misma manera que lo hiciste por primera vez. No nos detenemos a pensar ni un momento en la grandiosidad del valor de una Misa. Y de una manera simple y tranquila dejamos el cumplimiento al tercer Mandamiento de la Ley de Dios, que creo yo, proviene de la falta de preparación que tenemos los católicos respecto a lo que en sí es la Santa Misa.

Por cualquier motivo: paseo, fútbol, gusto por quedarse en casa cómodamente en "pants" y pantuflas, por unas visitas... porque el domingo "es para descansar"... y no salir para nada, en fin, porque "no me late", porque si no "siento un verdadero deseo de ir a la Iglesia... ¿para qué voy?"... y así podríamos llenar páginas enteras con mil y variados pretextos, que a nuestro modo de ver, son tan solo la consecuencia de no saber con plena conciencia que la Misa es lo más grande y hermoso que tenemos los católicos.

Que participar en ella es estar Contigo, vivo y presente, tal como estuviste en el tiempo en que habitaste entre nosotros.

¿Dónde está nuestra fe? ¿Es que hemos llegado a creer que ya no necesitamos estar presentes, dar testimonio, a nuestros hijos, a nuestros familiares y amigos de que somos cumplidores de los Mandamientos de la Ley de Dios y acudir a la Iglesia para orar y tanto a pedirte perdón como darte gracias a Dios por tanto beneficio que de Ti recibimos con nuestro cumplimiento y alabanza?... No basta con ser buenas personas y tratar de hacer el bien a nuestros semejantes... pues igual que no basta la fe para salvarse sin caridad y buenas obras, así no bastan las buenas obras sin fe y sin oración.

A parte de que no asistir a Misa los Domingos (que es el día del Señor) y días "indicados" de fiesta, es pecado grave, es saber que es la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu casa te levantamos nuestro corazón.

Señor mío, mi Jesús... pensando todas esta cosas que si a mi me dan pena....para Ti han de ser de un gran dolor pues pareciera que no tenemos ningún interés por conocerte mejor, indiferencia hacia tanto amor y absoluto desdén hacia lo es realmente la misa.

Señor, ya no más tibieza...tenemos que encender nuestro corazón para ir con amor y espíritu de agradecimiento a la Iglesia, a tu Casa, Señor, a participar en la Santa Misa (no a papar moscas y a ponernos "palomita" porque.....¡ya cumplimos!) para alimentarnos con tu Cuerpo y tu Sangre y pronto veremos cómo florece la Vida de la Gracia en nuestros corazones y en todos los actos de nuestra vida.


Busquemos con la lectura, formación y preparación lo que nos hace falta saber sobre lo que realmente es la Santa Misa, nos vamos a admirar de su contenido y valor. No lo dejemos pasar si realmente queremos saber lo QUE ESA MEDIA HORA REPRESENTA EN NUESTRA VIDA .



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño

    NO PIERDAS EL ÁNIMO, VALE LA PENA VIVIR


    Autor: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net 
    No pierdas el ánimo, vale la pena vivir Vale la pena vivir... porque Dios nos ama, porque nos regala la vida cada día, porque somos sus hijos.  
      
    EL ánimo es alma y soplo.
    Alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana.
    Perder el ánimo es perder la esencia de la vida. Hay un refrán que nos dice así:- " Si pierdes el dinero, no has perdido nada. Si pierdes el amor, has perdido algo. Si pierdes el ánimo, lo has perdido todo." 

    Y es que por muchos reveses e infortunios que nos lleguen, todo se podrá resistir si no perdemos el ánimo.
    En nuestros días vemos muchas personas que están sumidas en una gran depresión y en esa gran depresión está la falta de ánimo. Son cuerpos que les falta la vida, todo les da igual, y se dejan morir lentamente porque el ánimo se les fue. Lo perdieron, alguna veces por causas muy justificadas: la pérdida de uno o varios seres queridos, una grave enfermedad y cosas tan fuertes que el ánimo ya no está dentro del cuerpo. Entró la tristeza, el abatimiento y el ánimo desapareció. 

    Se ha perdido. Cuando perdemos algo valioso queremos poner un anuncio en el periódico. Queremos encontrarlo, queremos recuperarlo y anunciamos esta pérdida para ver si logramos encontrarlo.
    Pero el ánimo ¿dónde encontrarlo de nuevo?... Se nos acercan personas que nos quieren dar algo del que traen consigo, a veces lo logran, quizá por un rato, que ese espíritu nos aliente y nos reconforte pero luego, como no era nuestro propio ánimo, volvemos a quedar sumidos en la propia situación. 

    Pero como cosa contraria también vemos personas y casos que aún en los peores momentos, en los más amargos trances, se conservan serenas con el ánimo aferrado a su propio dolor. Enfermos que llevan su pesada cruz dándonos un ejemplo de valentía y buen estado de ánimo. Personas minusválidas que no se dejan vencer por la adversidad de sus limitaciones. Todos las conocemos o sabemos de ellas y nos están brindando un ejemplo maravilloso con su alegría, su conformidad y su aceptación. 

    Cuando atravesamos un momento difícil, una dura prueba, hemos de luchar por no perder el ánimo. Llorar, sentirse triste es cosa natural en ciertos momentos, pero el ánimo está ahí diciéndonos que las cosas se van a arreglar, que siempre hay un "mañana"... que hay que luchar por cambiar esa situación o problema. 

    Cuando se trata de un mal que no tiene remedio, porque el ser querido se fue o porque no tardaremos en alejarnos de los seres que amamos...pensemos mejor en el ejemplo que les queremos dejar, valientes en nuestra partida y que no es el final, sino el comienzo de una nueva vida en la que algún día nos volveremos a ver. 

    Y si lo que lloramos es la ausencia de un ser amado, la fe nos dará el ánimo que necesitamos para aceptar ese misterio que está en las manos de Dios y que es la Vida y la Muerte. 

    Y ante estas borrascas que nos alcanzan en el caminar de nuestros días, pidamos saber levantarnos como el Ave Fénix de las cenizas del dolor con el ánimo de saber que la vida vale la pena vivirla porque siempre hay quién nos necesita. Dio ssiempre tiene algo nuevo para nosotros cada día. 

    Vale la pena vivir... porque Dios nos ama, porque somos sus hijos.